23 de febrer del 2020

Edades

Mis tres fauces

El perro aquel duró varios veranos
siempre solo en la casa abandonada.
Aún sigue su terror en mis oídos,
dentro de mí aúllan
(con el miedo de cristo abandonado
en el viejo olivar)
las fauces de aquel perro, tan sediento
de alguna compañía,
en aquel cielo azul que se apagaba
por entre las palmeras y naranjos
donde mi juventud
se miraba en el mundo.
Yo soy ahora el perro, que aún no ha muerto,
y soy también el miedo de Cristo abandonado
en el viejo olivar,
bajo los astros fríos.
Mis tres fauces:
del animal que soy,
de Dios (que me abandona)
y estos restos de espíritu y de carne
que se muerden.

Francisco Brines. Inédito

14 de febrer del 2020

La metamorfosis de la especie humana

La gente suspendida

Nos queda por ver la condición de las almas “suspensas” de los campos Elíseos, entre las que se encuentra la de Virgilio; unas almas que fueron justas pero no conocieron a Dios. No cabe duda de que todas ellas han sufrido la metamorfosis, ya referida, que les concede sentir y actuar como seres vivos. Pero ¿qué será de ellas tras el Juicio Final? Del contexto del poema se desprende que recuperarán sus cuerpos, ya renovados e inmortales, y continuarán eternamente -la visión dantesca no parece permitir otra solución- en su bello jardín infernal, sin estar sometidas a tormentos, pero sin la esperanza de gozar de Dios.
Una nueva especie, medida y contada, sin posibilidades de propagación ni extinción, se encontrará en uno de los rincones del universo para dar testimonio de lo que fue aquella especie humana que llevaba en sí la potencialidad de originar por metamorfosis a la escala completa de los seres.
A nuestro entender, la metamorfosis de la especie humana, equivalentes a su destino final e inmutable, son el más profundo sentido de la Comedia y, en consecuencia, del conjunto de la obra de Dante.

Ángel Crespo. Dante y su obra

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