6 d’abril del 2015

Literatura

Pero la lengua, como actuación de todo lenguaje, no es ni reaccionaria ni progresista, es simplemente fascista, ya que el fascismo no consiste en impedir decir, sino en obligar a decir.

Si llamamos libertad no sólo a la capacidad de sustraerse al poder, sino también y sobre todo a la de no someter a nadie, entonces no puede haber libertad sino fuera del lenguaje. Desgraciadamente, el lenguaje humano no tiene exterior: es un recinto clausurado.

Pero a nosotros, que no somos ni caballeros de la fe (Kierkegaard) ni superhombres (Nietzsche), solo nos resta, si puedo así decirlo, hacer trampas con la lengua. A esta fullería saludable, a esta esquiva i magnífica engañifa que permite escuchar a la lengua fuera del poder, en el esplendor de una revolución permenente del lenguaje, por mi parte yo la llamo: literatura.

Roland Barthes. Lección inaugural. De la cátedra de semiología literaria del Collège de France pronunciada el 7 de enero de 1977

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