2 d’abril del 2020

El pecado de Dios

En el primer círculo del infierno Dante sitúa el Limbo. En él moran todas las almas de los seres nacidos y muertos sin bautismo, y también la de los grandes hombres de la antigüedad anteriores al advenimiento de Cristo. Todas ellas condenadas a no gozar de Dios, eternamente. 
Seres inocentes, sin mácula ni esperanza, que encarnan la mayor injusticia. ¿Y no sería esta injusticia el pecado de Dios?, pues él podría haberla evitado.
Y ¿no somos todos nosotros, en tanto especie, igual a estos seres, herederos de una culpa, de un pecado que Dios diseña y nos hace purgar? Seres dichos por Dios, dichosos, esto es, los que son dichos, solamente. Con esto la humanidad, representada por ellos, es lanzada al mundo. 

Ricard Vancells

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